Uno de los recuerdos más dulces de mi niñez es el del plátano maduro frito en tajadas y servido con crema, espesa y un poco saladita. En la comida de Nicaragua el plátano, verde o maduro, es una presencia constante en las mesas diarias, desde el desayuno hasta la cena. Se sirve con gallo pinto, con frijoles molidos, con queso, y hasta en postres, como el que ahora les traigo.
También se agregan plátanos maduros, con todo y cáscara, en distintas preparaciones como el baho o en sopas de carne. El toque dulce del plátano es un plus en estos sabrosos platillos.
El maduro en gloria es una de esas recetas de Nicaragua que se conocen desde hace muchos años. Para prepararlo se usa el queso frescal o semi-seco rallado, pero sé que no en todas partes es fácil de conseguir. En todo caso tiene que ser un queso fresco con buen sabor para que contraste con la dulzura del plátano, y que tenga una textura firme, que no sea muy tierno.
Cuando era chica mi mamá también nos preparaba una empanadas salvadoreñas de plátano maduro rellenas con leche poleada y recubiertas de azúcar, que me encantaban. De vez en cuando el relleno constaba de frijoles refritos, pero tengo que confesar que me gustaban más las dulces. Con su receta base he usado muchos rellenos diferente, dándole un sabor super especial a cada una de ellas.